O que lo de abrir latas tiene su historia: desde el martillo y el escoplo hasta el abrefácil.
La invención de la conservación hermética de los alimentos por Nicolás Appert en 1810, año en que Peter Durand registra la primera patente para la conservación de alimentos en cilindros metálicos soldados, y la primera fabricación de latas en serie en 1812 lanzada por el también británico Bryan Donkin supusieron el inicio de la historia de las conservas.
Un hito histórico y uno de los mayores avances de la historia de la alimentación.
Pero tanto Peter Durand como Bryan Donkin, precursores de las latas de conserva, pasaron por alto un pequeño detalle: ¿cómo abrirlas?
Unas latas fabricadas en hierro forjado, de paredes gruesas, poseían grandes dificultades de apertura. El gran peso del envase era superior al del contenido y representaba muchas veces una verdadera caja fuerte.
La comida enlatada venía acompañada con instrucciones de apertura escritas. “Cortar por la parte superior cerca del borde con escoplo y martillo”
Así es como empezó a utilizarse diferentes utensilios para abrirlas, desde cuchillos a bayonetas, golpes contra rocas o directamente disparos.
Los primeros abrelatas. El cuchillo de palanca
El humilde abrelatas puede parecer un invento obvio hoy en día, pero pasaron 50 años desde la invención de la lata hasta el primer abrelatas. Antes, una persona hambrienta tenía que utilizar todas las herramientas disponibles. Durante los últimos 150 años ha habido cientos de intentos de mejorarla y perfeccionarlas.
Y es cuando las latas aligeraron su peso y su paredes de acero fueron más finas se pudo evolucionar de forma eficaz su forma de apertura.
Así en el año 1855 el britanico Robert Yates ideó el primer abridor de latas. Consistía en un mango de madera y una cuchilla en forma de garra que se clava en la lata y se hacía girar con esfuerzo recorriendo el borde. Su hijo, Frederick Green Yates ya patentó un abridor de cuchilla aún anterior en 1851
Pero este diseño de abridor de Yates tienen también sus antecedentes.
En 1840, John Gillon del Reino Unido, diseña un abrelatas con forma de “cuchillo de palanca”, cuya evidencia proviene de un catálogo de herramientas victoriano “The Victorian Catalog of Tools for Trades and Crafts,” de Richard Timmins & Sons de 1845.
Por suerte, a estas alturas la mejora de los procesos industriales, el uso más amplio del acero y los avances tecnológicos ya permitió fabricar tapas más sofisticadas, con un reborde más fino. Y latas con menor peso y más parecidas a las que conocemos hoy dia.
Hay detalles maravillosos en una lata moderna, como los conjuntos paralelos de ranuras extruidas y jorobas que rodean la superficie. Estos aumentan la rigidez de las paredes, la tapa y la base de la lata, lo que permite utilizar un metal más delgado para formar la lata en general.
Así en 1858 el estadounidense Ezra Warner patentó un sistema similar pero más complejo con piezas recambiables.
Aunque estos utensilios tampoco eran muy fáciles de usar en el ámbito doméstico, por eso los dependientes de las tiendas donde se vendían las latas se encargaban muchas veces de abrirlas y servirlas ya abiertas a sus clientes.
Pero no solo se investigaba el sistema de cuchillo-palanca para abrir latas de conservas. Pronto aparecieron nuevos enfoques al problema.
Conserva con llave incorporada
En 1866 el neoyorquino J. Osterhoudt patentó una tapa con pestaña que se abría enrollándose. Junto con el envase venía una llave que servía para enroscar esa pestaña de metal, liberando la tapa. Una idea que todos conocemos y que identificamos por ejemplo con las latas de sardinas y similares.
Los abrelatas “giratorios”
El primer diseño data de 1870 y su autor es William Lyman.
El abrelatas de Lyman se utilizaba de la siguiente manera. Primero, se perfora la lata en el centro con la afilada varilla de metal del abridor. Luego, la rueda de corte se ajusta para adaptarse al tamaño de la lata y se fija en su lugar mediante una tuerca de mariposa. La rueda de corte se fuerza a posicionarse cerca del borde de la lata y se le hace girar como un compás por la circunferencia de la parte superior de la lata.
Desarrollando la perspectiva giratoria de Lyman, la Star Company de San Francisco presenta en 1925 un modelo de abridor mejorado añadiendo una rueda dentada motriz que permitía una agarre firme al borde de la lata y empujar con más facilidad la cuña o cuchilla a través de la tapa.
Después llegó el modelo el abridor “Bunker” mejorando el sistema de cortadoras rotativas accionadas por engranajes y ruedas.
Herederos de los diseños Star y Bunker, y muchos otros similares, todavía se pueden encontrar en las tiendas hoy en día.
“El Explorador Español”
En España cabe reseñar a José Valle Armesto y su abrelatas “El Explorador Español”. Un moderno abrelatas de bolsillo que con solo tres piezas metálicas combinadas que le convierte en una herramienta multifuncional. Era muy fácil de usar y presentaba varios usos: perforador, destornillador, abrebotellas de tapón de chapa y, sobre todo, abrelatas.
Los envases y cierres smart
Quizá los abrelatas, que costaron idear 50 años después de inventar las conservas y evolucionaron durante otros 100 años más, puedan desaparecer por resultar innecesarios.
Hoy día podemos disfrutar de verdaderos envases y cierres metálicos smart. En cuyo diseño se incluye su sistema de apertura fácil. Sin necesidad de herramientas externas, exceso de fuerza o complicación. Envases que ya no necesitan abridor.
Y además, una vez solventado la facilidad de apertura, que puedan responder a otras nuevas necesidades actuales:
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- Garantizar la calidad y salubridad de los productos
- La sostenibilidad
- Pero sobre todo hacer más fácil la vida al consumidor
Ecopeel™
En esta línea, en Eviosys se ha concebido el nuevo envase de Ecopeel™, revolucionando la forma de envasar y consumir los alimentos enlatados:
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- Posee un ángulo de 45° de la superficie de sellado y reduce la fuerza necesaria para abrirla.
- Además cada lata reduce un 20 % las emisiones de CO2.
- Con una apertura al 100% es fácil de verter.
- Y el cuerpo liso de la lata garantiza la extracción total del producto sin que lo impida ningún material adicional alrededor de la abertura.
Para el productor de alimentos es más fácil de llenar. La lata se entrega con la lámina ya sellada mediante la tecnología de sellado por calor directo. Las marcas sólo deberán rellenar y sellar el fondo con un equipo de sellado normal.
Tapa Orbit
En cuanto a los cierres metálicos, la tapa abrefácil Orbit supone toda una revolución en la industria del envase y el consumo de conservas envasadas al vacío.
Orbit es un revolucionario cierre de metal que posibilita una apertura sin apenas esfuerzo. Al menos supone un 50% menos de fuerza. Este sistema está diseñado para abrir y cerrar mejor los tarros y mejorar así la experiencia de los consumidores.
El cierre consta de dos parte: una tapa central, o retén, sellada al vacío al frasco y un anillo exterior que proporciona mayor protección al producto y es su sistema de apertura sin la presión de ese vacío.
Este anillo es precisamente el que actúa como dispositivo de apertura y cierre. Con un simple giro, el anillo se afloja y rompe el sello del vacío sin apenas resistencia. Así, la tapa Orbit se convierte en un cierre abrefácil ideal para todo los públicos, pero en especial para personas mayores y para las que disponen de menor destreza.
Orbit consigue que el envase sea más funcional y fácil de usar, y es uno de los sistemas mejor valorados del mercado.
¿Dónde encontrarlo? Visita La Comunidad Del Anillo Exterior.
Hasta aquí este breve recorrido por los abridores y abrelatas que han sido un hito en la historia de las conservas. Desde el uso del escoplo y martillo hasta los envases y cierres con sistema abrefácil.
Eva de Eviosys